FACTORES DE RIESGO

Existen diversos factores que pueden incrementar el riesgo de que alguien padezca cáncer de mama. Algunos de estos factores de riesgo son modificables y otros no modificables.

Factores de riesgo modificables

– Edad del primer parto

Las mujeres que tienen un bebé después de los 35 años o nunca tienen hijos tienen el doble de riesgo de padecer cáncer de mama que una mujer que tiene al primer bebé antes de los 20 años de edad.

– Ausencia de lactancia materna

Amamantar a un bebé al menos durante 6 meses reduce el riesgo de desarrollar cáncer de mama.5,9 El mayor beneficio se observa con una lactancia mayor al año y medio.

– Uso de anticonceptivos hormonales

El uso de anticonceptivos hormonales como pastillas, parches, inyecciones, implantes subdérmicos, etc., eleva el riesgo de tener cáncer de mama comparado con las mujeres que nunca han utilizado estos métodos, debido a la exposición prolongada a estrógenos. Sin embargo, se ha visto que el riesgo vuelve a la normalidad aproximadamente 10 años después de que se dejan de utilizar.

– Terapia de reemplazo hormonal durante la menopausia

Las mujeres que están tomando hormonas para los síntomas de la menopausia tienen un 66% de mayor riesgo en comparación con quienes no usan este tipo de tratamientos. Este aumento en el riesgo es temporal y en cinco años el riesgo baja hasta igualarse con el de las mujeres que nunca han usado terapia hormonal. El riesgo es mayor para mujeres que toman una terapia combinada de estrógenos-progesterona en comparación con quienes toman una terapia de sólo estrógenos.

– Obesidad

Las mujeres obesas tienen un mayor riesgo de desarrollar cáncer de mama porque en el tejido adiposo (la grasa que se acumula en el cuerpo) se producen estrógenos. Este riesgo es mayor si se aumentó de peso después de la menopausia.

– Dieta

Aunque la evidencia en torno al efecto de la dieta sobre el riesgo de cáncer de mama es inconsistente, la mayor evidencia encontrada está en relación con el alto consumo de grasas saturadas (presentes por ejemplo en: carne grasosa, manteca, tocino, chicharrón, alimentos fritos, etc.).

– Alcohol

El consumo de alcohol mayor a 2 copas al día también se ha asociado a un riesgo mayor de desarrollar cáncer de mama.

– Fumar

Aunque aún no existe evidencia contundente de que el consumo de tabaco aumente el riesgo de desarrollar cáncer de mama, estudios recientes apuntan a que esto es así.5 Sin embargo el consumo de tabaco tiene una clara relación con la mastitis periductal (abscesos que se forman debajo del pezón) y muchos otros tipos de cáncer (pulmón, estómago, cavidad oral, vejiga, etc.).

Como se puede observar, existen muchos factores de riesgo que predisponen a que una persona desarrolle cáncer de mama. Sin embargo, es importante recordar que el tener varios factores de riesgo no significa que se presentará la enfermedad, sólo significa que se tiene más riesgo de la enfermedad que otras personas que no tienen dichos factores de riesgo.

Existe una herramienta interactiva llamada Breast Cancer Risk Assessment Tool, diseñada por el National Cancer Institute (NCI) y el National Surgical Adjuvant Breast and Bowel Project (NSABP), que sirve para calcular el riesgo que tiene una mujer de padecer cáncer de mama en los siguientes 5 años o a lo largo de su vida con base en una serie de preguntas que toman en cuenta los factores de riesgo más importantes. Esta herramienta puede consultarse en: https://bcrisktool.cancer.gov/

(NOTA: Esta herramienta está diseñada para ser utilizada por personal profesional de salud, no sustituye un diagnóstico médico y no es determinante).

Factores de riesgo no modificables

– Sexo

Ser mujer es el factor de riesgo más importante. Aunque el cáncer de mama también puede darle a los hombres, por cada 100 mujeres con cáncer de mama se diagnostica a un hombre.

– Edad

El riesgo de cáncer de mama aumenta conforme aumenta la edad. Por ejemplo, en los Estados Unidos se estima que tan sólo 4.1 % de las mujeres de 30 años de edad desarrollarán cáncer de mama en los siguientes 30 años, mientras que 8.8% de las mujeres de 50 años lo harán. La edad promedio varía en los diferentes países. En general, en los países desarrollados, como Estados Unidos y los países de Europa Occidental, la edad promedio es de 61 años, mientras que en México, por ejemplo, la edad promedio es de 51 años.

– Edad de la menarquia (primera menstruación)

Las mujeres que tienen su primera menstruación antes de los 12 años, tienen ligeramente mayor riesgo de desarrollar cáncer de mama.

– Edad de la menopausia

El inicio de la menopausia después de los 55 años también es un factor de riesgo.

– Antecedentes de Cáncer de Mama y/o Antecedentes Heredofamiliares

El riesgo se duplica si la mujer tiene un familiar de primer grado (madre, hermana, hija) que haya sido diagnosticada con cáncer de mama, especialmente si el cáncer apareció a una edad temprana. Asimismo, si la mujer tiene dos o más familiares de segundo grado afectados por cáncer de mama (primas hermanas, tías, abuelas), su riesgo se triplica.

Un elemento que aumenta el riesgo es la herencia de mutaciones genéticas en BRCA1 o BRCA2. Mujeres con una mutación de BRCA1 tienen un riesgo de entre 65 y 80 % de desarrollar cáncer de mama en su vida y de entre 37 y 62% de desarrollar cáncer de ovario, mientras que las mujeres con mutaciones de BRCA2 tienen un riesgo de cáncer de mama de entre 45 y 85% y de entre 11 y 23% para cáncer de ovario.

Si una mujer tuvo cáncer en una mama, tiene 3-4 veces más riesgo de que aparezca un nuevo cáncer de mama.

– Densidad mamaria

Las mamas están compuestas por grasa, glándulas y tejido fibroso; se dice que hay mayor densidad mamaria cuando hay más glándulas y tejido fibroso en proporción a la cantidad de grasa. Se ha observado que las mujeres con alta densidad mamaria tienen un mayor riesgo de desarrollar cáncer de mama.

Mitos frecuentes sobre el Cáncer de Mama

– “Un diagnóstico de cáncer significa muerte”.
Muchas personas comparten esta creencia. Sin embargo, en la actualidad las mejoras de la medicina en relación con tratamientos y formas para detectar oportunamente el cáncer han permitido que muchas personas superen esta enfermedad y vivan largas vidas y de buena calidad.

– “El uso de antitranspirantes causa cáncer”.
Desde hace algún tiempo, ha corrido el rumor de que el uso de desodorantes con antitranspirantes produce cáncer, pero en realidad no hay evidencia suficiente de que esto sea así. Hasta el momento solamente se han realizado dos estudios para tratar de comprobar la relación entre el uso de estos cosméticos y el desarrollo de cáncer de mama; uno de ellos no encontró ninguna relación y el otro sólo reportó que las mujeres que utilizaban dichos productos con frecuencia eran diagnosticadas en etapas más tempranas. Como conclusión, no hay evidencia suficiente que sustente ducha relación.

– “Usar brasier apretado o con varillas puede causarme cáncer”.
Tampoco se ha encontrado evidencia de que el usar brasieres ajustados o que tengan varillas aumente el riesgo de cáncer de mama.

– “Los implantes de seno aumentan el riesgo de desarrollar cáncer.”
No existe suficiente evidencia que soporte esto. De hecho, se han realizado varios estudios y no se ha encontrado ninguna relación. Los implantes pueden hacer que la mastografía no se vea tan claramente, pero existen otros métodos de imagen que pueden utilizarse.

– “El rencor, el resentimiento y los sentimientos negativos causan cáncer.”
Es muy común que muchas personas crean esto, sin embargo no hay evidencia sólida que soporte el hecho de que el resentimiento y los malos sentimientos sean causa de cáncer. Este tipo de creencias es muy perjudicial, ya que es común que se estigmatice al paciente y ésta se sienta “culpable” de haber ocasionado su enfermedad por tener emociones negativas.

– “El aborto aumenta el riesgo de tener cáncer de mama.”
Se ha demostrado que ningún tipo de aborto, ya sea natural o inducido, aumenta el riesgo de desarrollar cáncer de mama.

– “Si me hago una mastografía me puede dar cáncer de mama.”
Este es un mito que surge a raíz del uso de radiación para realizar el estudio, pues como se menciona anteriormente, se trata de una radiografía. Sin embargo, la cantidad de radiación utilizada al momento de realizar el estudio es muy pequeña y no suficiente para provocar cáncer de mama.

¿Qué puedo hacer para reducir mi riesgo de desarrollar Cáncer de Mama?

El cáncer de mama no puede evitarse completamente, sin embargo se puede disminuir el riesgo de desarrollarlo si mejoramos algunos factores de riesgo modificables a través de mantener un estilo de vida saludable.

1) Llevar una dieta saludable.

Para disminuir el riesgo de cáncer de mama y de la mayor parte de enfermedades crónicas, como la diabetes y las enfermedades del corazón, se recomienda llevar una dieta baja en grasas y azúcares refinados y alta en frutas y verduras. Ejemplos de alimentos ricos en grasas que son perjudiciales en exceso: las frituras, alimentos capeados y empanizados, los aceites animales, el tocino, la manteca, etc. Los alimentos más ricos en azúcares refinados que hay que evitar o consumir de manera esporádica son los dulces, los refrescos, los pasteles, galletas y otros postres. Se recomienda aumentar el consumo de frutas y verduras a 5 porciones al día. De preferencia hay que comerlas sin cocinar que es en el estado en que mejor conservan sus nutrientes.

2) Hacer ejercicio.

Se ha demostrado que hacer ejercicio tiene un efecto protector y disminuye el riesgo de desarrollar cáncer, inclusive si se tiene sobrepeso. El ejercicio no sólo reduce el riesgo de desarrollar cáncer de mama, sino también ayuda a prevenir otros tipos de cáncer y muchas otras enfermedades crónicas como la hipertensión arterial sistémica (presión alta) y la diabetes.18,19. El efecto de la actividad física sobre el riesgo de cáncer de mama está probablemente relacionado con la manera en que el ejercicio afecta los niveles hormonales.
Es recomendable practicar por lo menos 30 minutos consecutivos de ejercicio al día, durante el cual el corazón se agite ligeramente. Un ejemplo de un ejercicio muy completo es caminar a ritmo constante.

3) Evitar el consumo de alcohol y tabaco.

Hay que evitar el consumo de alcohol, o limitarlo a una copa al día. También es muy importante evitar fumar para disminuir el riesgo de cáncer de mama, otros tipos de cáncer (pulmón, vejiga, estómago, etc.), enfermedades del corazón y enfisema pulmonar.

4) Evitar el consumo de hormonas.

Es recomendable evitar el uso prolongado de anticonceptivos hormonales (pastillas, parches, inyecciones, implantes) y de preferencia evitar por completo la terapia de reemplazo hormonal (hormonas que se administran después de la menopausia para disminuir los efectos secundarios de ésta).

Cuando inicia la menopausia, algunas mujeres tienen molestias difíciles de sobrellevar. En algunos casos es recomendable la terapia de reemplazo hormonal, pero es muy importante consultar al médico para buscar la menor dosis que le ayude a mejorar los síntomas y tener presente que conlleva un riesgo. Por lo tanto, hay que mantener una vigilancia médica estrecha para el posible desarrollo de un cáncer de mama. Para ambos tratamientos es muy importante consultar a su médico para evaluar el riesgo-beneficio y que le administre un esquema de tratamiento adecuado.

Existen otras estrategias de prevención como la mastectomía profiláctica y la quimioprevención. Sin embargo, están indicadas solamente para mujeres con un muy alto riesgo de desarrollar cáncer de mama.

Mastectomía Profiláctica

La mastectomía profiláctica consiste en remover por medio de cirugía una o ambas mamas para reducir el riesgo de desarrollar cáncer de mama. Sólo se recomienda en mujeres con riesgo muy elevado.

– Mujeres que fueron diagnosticadas con cáncer de mama. En ellas se puede considerar esta opción para evitar la aparición de un nuevo cáncer en la misma mama o en la otra. – Mujeres con una historia familiar importante de cáncer de mama: un familiar de primer grado (madre, hija o hermana), o dos o más familiares con parentezco de segundo grado (primas, tías, abuelas, sobrinas). – Mujeres con mutaciones genéticas en BRCA1 o BRCA2. – Mujeres que recibieron radioterapia en el tórax antes de los 30 años de edad (por ejemplo, aquellas que tuvieron linfoma).

Existen dos técnicas para la mastectomía profiláctica: la mastectomía total, en la que se remueve la mama completamente; y la mastectomía subcutánea en la que se remueve el tejido mamario bajo la piel y el pezón queda intacto.

La mastectomía profiláctica ha demostrado reducir el riesgo de desarrollar cáncer de mama.30 Como cualquier otra cirugía, conlleva riesgos relacionados con el uso de anestesia, y complicaciones potenciales durante o después de la cirugía. Además, puede tener un impacto emocional y psicológico en la mama por la pérdida de una o ambas mamas. Cada mujer es diferente y la posibilidad de llevar a cabo este procedimiento debe ser discutida con el médico de forma individual y personalizada.

Ooforectomía Bilateral Profiláctica

La ooforectomía se refiere a la resección quirúrgica de los ovarios. Este tipo de cirugía en combinación con la mastectomía profiláctica ha demostrado ser la estrategia de reducción de riesgo más efectiva para mujeres con mutaciones genéticas en BRCA2 o BRCA2. Esto se puede acompañar de una mastectomía profiláctica o de quimioprevención.

Quimioprevención

La quimioprofilaxis se refiere al uso de medicamentos con el fin de reducir el riesgo de tener cáncer de mama. Algunos médicos prefieren este método a la mastectomía profiláctica para las mujeres con un riesgo elevado de desarrollar este tipo de cáncer. Los fármacos que se utilizan son el tamoxifeno y raloxifeno, que interfieren con los estrógenos. El tamoxifeno es también utilizado como parte del tratamiento del cáncer de mama. Algunos de sus efectos adversos son un aumento en el riesgo de desarrollar cáncer de útero, trombosis, infartos y cataratas, así como bochornos, resequedad vaginal y sangrado vaginal. Por otro lado, el raloxifeno no se utiliza en el tratamiento para el cáncer de mama, pero sí para su prevención en algunos casos, aunque también puede provocar efectos adversos como la trombosis, sequedad vaginal, bochornos, calambres en las piernas y dolor de articulaciones.